EL CIBER 'DEMOS'
Iván Arandia |
La política, entendida ampliamente como el arte de
gestionar el poder para el gobierno de los asuntos públicos y la construcción
de un destino común, suele configurarse de dos formas.
La primera, o política del ‘ethos’, parte de una
“identidad colectiva” pre-existente, que
como producto de la sedimentación de ciertas intersubjetividades (valores,
hábitos, tradiciones, etc.), condiciona la conducta de los individuos y
configura un “nosotros” perfectamente distinguible de los diferentes “yoes”
(individuos) que lo componen, imponiéndose a estos y sus intereses (la política
opera desde, hacia y para la comunidad o grupo). En el marco de un ‘ethos’
general predominante, el grupo de mayor agregación: pueblo,
nación/‘plurinación’, que son categorías propias del ‘ethnos’ (lo étnico),
existe un número variable de ‘ethos’ particulares sujetos a distintos clivajes
(religiosos, económicos, territoriales, etc.), todos en constante tensión.
La segunda, o política del ‘demos’, opera en
sentido contrario, pues parte de la individualidad de unos múltiples “yoes” que
mediante un complejo proceso de agregación de preferencias y consensos posibles,
definen y redefinen dialécticamente el “nosotros” superando en parte los
constreñimientos culturales. Los individuos, considerados ciudadanos en el
sentido liberal del término, crean y recrean
una “comunidad política” (‘demos’) en cuyo seno se decide el interés
común, requiriéndose para ello de un cierto grado de respeto a las libertades
individuales.
‘Ethos’ y ‘demos’ concurren en dosis variables y
con diferentes grados de conflicto en la configuración de las sociedades
modernas y sus prácticas políticas; así, se entiende que a un mayor
colectivismo corresponderá una mayor predominancia de la política del ‘ethos’
(preponderancia de lo colectivo, conciencia de clase, grupo o etnia) y,
viceversa, a mayor individualismo –no aislacionismo– sobrevendrá una mayor
predominancia de la política del ‘demos’, el nosotros construido desde los
sujetos (preponderancia de lo individual, sujeto politizado, ciudadano).
La realidad social boliviana refleja con claridad
esta dicotomía: a) En las formas organizativas rurales [indígena originario
campesinas y/o sindicales agrarias] prevalece en lo interno el interés del
grupo o comunidad bajo sistemas decisorios de tinte mayoritario, con escaso
margen para el disenso y el desarrollo de minorías, extendiéndose a lo externo
[decisiones de ámbito mayor generalmente desarrolladas por sufragio universal y
secreto] mediante la corporativización del voto bajo fuertes mecanismos de
control [‘ethos’ predominante]; b) Esto se traslada parcialmente a las corporaciones
sociales urbanas que mantienen en lo interno prácticas similares, pero menos en
lo externo, debido a la dificultades de control del voto corporativizado en
procesos decisionales plebiscitarios, dejando cierta libertad de elección a sus
miembros [‘ethos’/‘demos’, en dosis variables]; y, finalmente, c) En las clases
medias urbanas, generalmente no adscritas a grupos corporativos, los procesos
de debate político y agregación de preferencias parten del individuo y su
entorno inmediato [‘demos’ predominante].
La política del ‘demos’, hasta hace poco
desplazada por el descrédito de las prácticas políticas de tradición liberal,
en algunos casos deformadas, y la exacerbación de las formas de representación
corporativa [“gobierno de los movimientos sociales”], parece recuperar
tímidamente espacios en la arena política con la inesperada irrupción de un
raro sujeto, un inquieto, creativo e incontrolable ciber-ciudadano que
encuentra en las TIC eficaces instrumentos de participación directa en el
debate público, un tipo de ciudadanía basado en el encuentro de individuos en
comunidades virtuales abiertas (foros, redes sociales, etc.), espacios de
politización proyectados desde la individualidad/soledad de un Smartphone, una
Tablet o una PC, sin la intermediación de los mecanismos tradicionales de
representación (partidos y/o corporaciones sociales).
La democratización tecnológica y los resultados
del referendo del 21F y procesos electivos posteriores, parecen confirmar esta
interesante tendencia.
Iván Arandia es Doctor en Gobierno y Administración Pública
Publicado en Publicado en Los Tiempos el 19/03/2016:
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